Omegas 3, 6, 9: Grasas beneficiosas
El principal problema es que hay mucha gente que no tiene una alimentación equilibrada, tienen exceso de harinas, aceites refinados y además grasas saturadas, altamente perjudiciales para la salud.
Actualmente hay mucha gente que asigna a las grasas, la posibilidad de padecer enfermedades cardiovasculares o un alto contenido de colesterol. La confusión existe principalmente en esta relación, ya que no todas las grasas son malas; el ser humano necesita de su grasa corporal para sintetizar elementos vitales para su desarrollo y mantenimiento.
Un ejemplo perfecto para este caso es el siguiente: Los esquimales ingieren grandes cantidades de grasa de ballenas, focas y en general pescado azul. En teoría este alto consumo de grasa es perjudicial para la salud, pero hace aproximadamente 100 años unos investigadores demostraron que no sufrían infartos ni enfermedades cardiovasculares debido a las propiedades de estos ácidos grasos como el Omega 3, 6 y 9.
Son ácidos grasos esenciales (el organismo humano no los puede fabricar a partir de otras sustancias) poliinsaturados, el cuerpo no sintetiza ningún ácido graso Omega, por lo que hay que introducirlos al organismo mediante alimentos que se encuentran en alta proporción en los tejidos de ciertos pescados (por regla general pescado azul), y en algunas fuentes vegetales como las semillas de lino, la semilla de chía, el sacha inchi (49% de omega 3), los cañamones y las nueces. Algunas fuentes de omega-3 pueden tener otros tipos como los omega-6. Inicialmente se les denominó vitamina F hasta que determinaciones analíticas más precisas hicieron ver que realmente formaban parte de los ácidos grasos.
Los ácidos grasos Omega 6 también son esenciales, pero la tendencia a la alimentación moderna sugiere un alto consumo de Omega 6. Los estudios científicos manifiestan que no sólo se tiene que consumirlos en cantidades suficientes sino que hay que guardar cierta proporción con cada uno.
Los ácidos grasos Omega 9 son grasas insaturadas que se encuentran en las grasas vegetales y animales. A diferencia de los Omega 3 y 6, el cuerpo sintetiza esta grasa aunque es beneficioso que también los incluyas en la dieta.
PROPIEDADES Y BENEFICIOS DE LOS OMEGAS
El Omega 3 se encarga de lavar nuestro organismo del colesterol malo que se produce debido a la mala alimentación.
Consumir Omega 3 nos brinda beneficios para combatir contra las siguientes enfermedades o patologías:
- La artritis reumatoide
- El lupus
- La esclerosis múltiple
- Esclerodermia
- Colitis
- Sirve para complementar los tratamientos contra la psoriasis, eccema atípico y estimula la síntesis de la hormona del crecimiento que se esta estudiando para tratarlo contra el envejecimiento.
Asimismo el consumo de ácido alfa linolénico (ALA) contribuye a prevenir enfermedades cerebro vascular disminuyendo los niveles de colesterol de baja densidad y los triglicéridos. El consumo del ácido eicosapentaeonico (AEP) y ácido decosahexaenoico (ADH) contribuye al desarrollo cerebral y ocular así como previene las enfermedades cardiovasculares. Las dietas ricas en ADH favorecen en la protección contra los procesos degenerativos de las retinas y ayuda a aumentar la capacidad para resolver problemas en niños de nueve meses de edad.
Según algunos estudios nos indican, en algunas dietas occidentales como en Estados Unidos la proporción entre Omega 6 y Omega 3 es de 10:1 y en casos extremos puede llegar a 30:1. Reduciendo esta proporción a 5:1 beneficia a los asmáticos, disminuyéndolo a una proporción 4:1 ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares en un 70%, en una proporción entre 3/2:1 ayuda con la artritis reumatoide y cáncer colorrectal.
El Omega 9 es el ácido graso que se encarga de reducir el nivel de fibrinógeno en la sangre, esta sustancia es una proteína y principal componente de los coágulos; cuanto mayor es su concentración más posibilidades de sufrir una trombosis. Asimismo controla los niveles de colesterol de baja densidad (LDL) o colesterol bajo y aumentan los niveles del colesterol de alta densidad (HDL) o colesterol bueno evitando la oxidación de las lipoproteínas y como consecuencia protege contra la arterioesclerosis y las enfermedades coronarias. Los aceites de canola y de girasol con Omega 9 son saludables por su alto contenido de grasas monoinsaturadas y por ser libres de grasas trans.
FUENTES DE OMEGA 3, OMEGA 6 Y OMEGA 9
Las fuentes más ricas de Omega 3 son los peces de agua fría y los pescados azules como la sardina que tiene una proporción 1:7 entre Omega 6 y Omega 3. En el mundo vegetal podríamos optar por las semillas de chía cuya fracción de aceite posee la concentración más alta de Omega 3 con un porcentaje de 58%. La Sacha Inchi contiene un 49% de Omega 3.
Sin embargo hay otras fuentes de Omega 3 que no son tan beneficiosas por tener una alta concentración de Omega 6 como las nueces o el aceite de colza. No obstante se podría consumir una mezcla entre nueces y semillas de lino para sustentar el equilibrio entre los dos ácidos grasos.
Las semillas de cáñamo sostienen un equilibrio perfecto en la proporción entre Omega 3 y Omega 6 con 3 partes de Omega 3 y una parte de Omega 6, 3:1, aunque su consumo es un poco desagradable ya que poseen una cáscara muy dura en su exterior. La mejor manera de consumir esta semilla es mezclándola con leche para hacer leche de frutos secos. Previamente se bate las semillas con agua para su posterior filtración con bolsas de filtro. Se refrigera durante un periodo de 48 horas para mantener sus propiedades nutricionales.
A lo que se refiere al Omega 9, el aceite de oliva es el producto que más protege al corazón y además es cardio saludable. Aceite de canola, girasol y almendras. Los aceites mencionados anteriormente son saludables ya que un 70% de su contenido son grasas monoinsaturadas que reducen los factores que se le atribuyen a las enfermedades coronarias y la diabetes.
TIPOS DE OMEGAS
- Ácido Alfa – linolénico (ALA): Es un componente de muchos aceites vegetales. La mayoría de sus semillas y aceites son más ricas en omega 6 ácido linoleico.
- Ácido estearidónico: También es llamado ácido moróctico. Las fuentes naturales de este ácido graso son los aceites de semillas de cáñamo, grosella negra, maíz gromwell.
- Ácido eicosatetraenoico (AA): Es uno de los ácidos esenciales en los mamíferos. Suele estar presente en las membranas celulares. Los vegetales no contienen nada de este ácido graso por lo tanto suele encontrarse en las carnes principalmente.
- Ácido eicosapentaenoico (AEP): Se utiliza en clínica como un fármaco para el tratamiento de algunas formas hiperlipidemias, que es una patología en la cual se encuentran los niveles de lípidos altos en la sangre. Este ácido graso se utiliza para reducir la concentración de triglicéridos en la sangre pero no quiere decir que no se puede padecer enfermedades cardiovasculares. Se obtiene a partir de la consumación de alimentos como los aceites de pescados y en la leche materna.
- Ácido decosapentaenoico: Una de las grandes fuentes de este ácido graso es el aceite de foca con un 21%.
- Ácido decosahexaenoico (ADH): Es un ácido vital para el desarrollo y el mantenimiento de la salud. Principalmente se encuentra en los aceites de pescado y en algunas algas.
- Ácido Oleico: Es un componente principal del aceite de canola, girasol y oliva. Muchas de estas grasas se utilizan para reducir las grasas malas en los aceites de cocina.
¿CÓMO ACTÚAN LOS OMEGAS EN NUESTRO ORGANISMO?
Al ingerir los ácidos grasos Omega 3 de los pescados azules se reduce la presión arterial alta y las posibilidades de que las plaquetas se adhieran a las paredes arteriales que provocan las enfermedades como el infarto al miocardio.
Se puede decir que el ácido linolénico de la Omega 3 y el ácido linoleico de la Omega 6 compiten en nuestro cuerpo por puestos en las membranas celulares (recubrimientos de las membranas) y además tienen diferentes propiedades y funciones que repercuten positivamente en la salud humana.
CONSEJOS PARA SU CONSUMO
El consumo de estos ácidos grasos no van a paliar todos los efectos de las enfermedades, aunque con un estilo de vida saludable y una alimentación fresca y equilibrada combinando productos tales como verduras, suplir la carne por el pescado, añadir a la dieta productos de soya y a su vez eliminar las bebidas embotelladas por agua purificada o jugos de frutas. En cuanto al estilo de vida, seria muy beneficioso caminar 30 minutos al día para limpiar todo el colesterol de baja densidad y fortalecer el corazón.
La Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos ha aprobado debido a una investigación científica que media cucharada todos los días de aceite de canola reduce significativamente el riesgo de sufrir una enfermedad coronaria debido a su contenido de grasas insaturadas.
ESTUDIOS CIENTÍFICOS REALIZADOS SOBRE LOS OMEGAS
Se ha demostrado a base de estudios que un gran consumo de Omega 3 en la alimentación incrementa el tiempo de coagulación de la sangre. Por lo tanto, en comunidades donde se consume mucho Omega 3, por ejemplo los japoneses, no están predispuestos a padecer enfermedades cardiovasculares, aunque no quiere decir que estén exentos de sufrirlas.
Otros estudios sugieren que el Omega 3 es beneficioso para el cerebro. Habiendo tratado a un grupo grande de niños en edad escolar con pastillas con aceite de pescado, se observaron grandes mejoras en sus rendimientos respectivos. Sin embargo la ingesta de grandes cantidades de aceite de pescado como suplemento alimenticio puede propiciar el consumo de grandes cantidades de dioxinas, mercurio y otros metales pesados que pueden causar toxicidad.
Centrándonos específicamente en los ácidos grasos, se han desarrollado estudios que indican que el ácido linolénico actúa como un neuroprotector para patologías como la isquemia o la epilepsia. Científicos de la Universidad de California han encontrado evidencias sobre el consumo del ácido docosahexaenoico, que puede influir de manera positiva en el deterioro que causa el Alzheimer, aunque todavía no esta confirmado.
Recientes estudios de la Universidad de Ohio en Estados Unidos han detectado que cuanto más alto sea el nivel de Omega 6 en la sangre, más posibilidades tenían los participantes de sufrir síntomas de depresión y de agentes que influyen en la necrosis tumoral y la interleucina.
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