Saltar al contenido
Salsa de soja sin gluten: ¿Cuál debes escoger?

Salsa de soja sin gluten: ¿Cuál debes escoger?

Cada vez se tiene más consciencia sobre lo que comemos, y cada vez también se es más cuidadoso con las alergías, los celíacos y la sensibilidad al gluten. Por eso, para que todo el mundo pueda disfrutar de la salsa emblemática japonesa, se puede preparar nuestros platos con salsa de soja sin gluten.

La mejor salsa de soja sin gluten

A partir de los brotes de soja, se pueden adquirir tres tipos principales de salsa: la salsa de soja, el shoyu (esencial para hacer el ramen) y el tamari.

El tamari es una salsa de soja originaria de Japón, y la principal diferencia entre el tamari y la salsa de soja común es, básicamente, que se trata de una salsa de soja sin gluten. Eso si, siempre hay que comprobar la etiqueta antes de comprarla, porque hay alguna variedad que contiene unos trazos de gluten. La salsa tamari es, además, más espesa, más oscura y tiene un sabor aún más intenso, a la vez que menos salado, que la soja.

Así pues, con el tamari no sólo se tiene una salsa de soja sin gluten y apta para todos, sino que además se pueden intensificar al máximo los sabores de nuestras recetas.

 

Cambiamos el trigo por el arroz

Otra opción para disfrutar de la salsa de soja sin gluten la encontramos en algunas variedades ofrecidas por distintas marcas y certificadas como Gluten-Free. La mayoría de estas salsas de soja son elaboradas con arroz en vez de trigo, y mantienen el particular gusto salado de la salsa.

Aunque hay un ligero cambio en el sabor al compararlo con la salsa de soja tradicional, la verdad es que son casi idénticas. El motivo de este éxito es que la mayor parte del sabor se adquiere durante la fermentación, y no depende exclusivamente de los ingredientes iniciales.

 

Intensificando el sabor: pollo en salsa de soja

Una de las mejores recetas para incorporar la soja a nuestra dieta -¡y dejar de comerla sólo con el sushi!- es el pollo en salsa de soja. Y es que el intenso sabor de la soja se compenetra a la perfección con las carnes blancas para lograr un sabor mucho más potente.

Para prepararlo, hervimos en una cacerola (mejor si no es de acero), calentamos a fuego lento tres cuartas partes de soja por una de agua, de manera que queden cubiertos los trozos de pollo (las alitas son ideales). Es importante bajar el fuego al mínimo, ya que queremos evitar que la soja se evapore rápidamente.

A lo largo de al menos 30 minutos de cocción, añadir a la cacerola un poco de jengibre, ajos, canela y miel. Si te gusta que el pollo quede bien meloso, puedes dejarlo hasta una hora cocinándose. Sírvelo con su propia salsa en platos hondos, ¡y ya tienes listo un sabroso y original plato de pollo en salsa de soja!

 

Artículo original aquí

Artículo previo 4 consejos para comprar nueces, semillas, frutas y verduras